Y yo sólo quería que fuésemos amantes.
Amantes eternos.
De los que se quedan hablando de madrugada.
De esos tan cómplices, que guardan juntos un secreto enorme.
De los que se aman y se respetan.
Quizás no hasta que la muerte los separe, quizá no todos los días.
Pero sí de verdad, sí incondicionalmente.
Yo sólo quería que fuésemos amantes…